Cuando despertó las luces de la ciudad ya brillaban..
Se acicaló con esmero, poniendo toda su atención en cada detalle.
El látex siempre le
sentaba tan bien que decidió ponérselo y realzar
sus perfectas curvas. Púdicamente se vistió su arnés que taparía lo imprescindible. Cuero y goma, una delicia peligrosa, se dijo a si misma. El
resto de complementos fueron cuidadosamente elegidos.
Detuvo con glotonería su mirada en el esmalte de sus uñas, de un profundo rojo sangre.
Se calzó sus botas mas cómodas. Esta noche la
esperaba un festín y quería retener en su memoria cada instante de las
próximas horas.
El sonido de sus tacones repiqueteaba sobre los adoquines y retumbaba en la vacía plaza. Su paso firme y decidido la encaminaba hacia un portal que tenia la puerta entreabierta, dejando escapar un hilo de claridad rojiza y tenue música.
El sonido de sus tacones repiqueteaba sobre los adoquines y retumbaba en la vacía plaza. Su paso firme y decidido la encaminaba hacia un portal que tenia la puerta entreabierta, dejando escapar un hilo de claridad rojiza y tenue música.
Con suavidad empujó la puerta hasta su máxima apertura y cruzó el dintel.
Dentro, en la esquina mas alejada de la entrada, había una persona envuelta en sombras como queriéndose apartar del entorno. Ella suspiró con satisfacción anticipada. Una leve sonrisa de autocomplacencia dejo al descubierto por un instante sus afilados y blancos colmillos.
Dentro, en la esquina mas alejada de la entrada, había una persona envuelta en sombras como queriéndose apartar del entorno. Ella suspiró con satisfacción anticipada. Una leve sonrisa de autocomplacencia dejo al descubierto por un instante sus afilados y blancos colmillos.