martes, 25 de marzo de 2014

Auron

 

Allí abajo esperaban piezas inconexas de un mundo roto, el hedor de sueños moribundos de los pocos habitantes que quedaban.

Aquella neblina era una asesina lenta y eficaz. La extracción del preciado mineral tenia sus costes ampliamente asumidos por la empresa y el gobierno, pero en aquella población se habían elevado mas allá de lo razonable, de lo previsto en el peor de los imprevistos estudiados.

La vegetación de la zona en cuestión de años había muerto, la fauna local fue asunto de meses y en pocos días, la niebla había envenenado a los pobres diablos que se habían resistido a la mudanza.

Sus instrucciones eran claras y muy sencillas pero las implicaciones de esa orden eran de otra naturaleza.

Su misión era limpiar la zona. La empresa no tenia respaldo económico para indemnizaciones y tampoco querían que esta clase de  incidencias arruinaran un buen año de beneficios. 

No traía medicinas para los enfermos pero tras su paso no quedaría nadie en el hospital.

Tampoco quedaría hospital.

Con paso firme comenzó a descender la colina.



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